Título: Cuando fuimos inmortales

Autora: Gabriela Llanos

Editorial: Plaza & Janés

Número de páginas: 336

Primera edición: 2023

Rústica: 20,90 € / Ebook: 8,99 €

Sinopsis

Lola Acosta viaja de Madrid a Londres tras la pista de su padre biológico, Peter Russ, la mayor estrella de la música española de los noventa, que desapareció veintitrés años atrás al inicio del concierto más importante de su carrera. Su investigación irá revelando cómo el suceso transformó a todo su entorno: el hermano del cantante, la exnovia, el mánager, los amigos, el padre, la madrastra… Poco a poco, Lola descubrirá qué le sucedió a su padre hasta conocer una verdad que quizá hubiera estado mejor escondida.

Reseña

Cuando fuimos inmortales es la tercera novela de periodista y escritora, Gabriela Llanos. Una obra que nos recuerda la fugacidad y fragilidad de la existencia; cuando somos jóvenes y nos creemos eternos, hasta que pasamos los treinta y algunas malas decisiones y/o acciones podrían haber marcado nuestro futuro para siempre.

Lola Acosta acaba de llegar a Londres para conocer a su padre biológico. Tras más de veinte años sin saber de él o de su madre, Lola se encuentra ante Peter Russ, un cantante que estuvo en la cima de la ola en la década de los 90, pero que desapareció justo cuando iba a dar un concierto en el Vicente Calderón. Postrado en una silla de ruedas, Peter le pide que lo ayude a reunir a viejos conocidos del pasado y juntarlos a todos en su mansión, a las afueras de la capital británica; una exnovia, un amigo drogadicto, su mánager argentino o las integrantes del dúo musical, Las jueves, irán haciendo su aparición en escena desvelando su papel en la vida de una estrella de la música. Mientras, Lola tendrá la oportunidad de leer el diario que Peter escribió en un cuaderno de partituras, explicando por qué hizo lo que hizo y las consecuencias de todos sus actos, hasta que ya no hubo vuelta atrás.

No sabría bien en qué género literario incluir esta novela. Sí que hay una desaparición y no queda claro, hasta el final, lo que ha pasado, pero no diría que sea un Thriller al uso; quizá una mezcla con otros géneros como la historia, el amor y desamor…

La obra nos presenta diferentes personajes con personalidades muy dispares: un padre con dinero, pero con un hijo que ha decidido meterse en el mudillo de la música; el hermano de Peter, Polo, que sí ha ido por un mejor camino y se preocupa por el bienestar de la familia; la madrastra; la exnovia del cantante, que se piensa que le es fiel; el amigo drogadicto y su pareja; su manager, el Lobo, que lo saca de embrollos y relanza su carrera a lo más alto… y la hija de la que nunca pudo hacerse cargo. Y todo esto, en un ambiente noventero, donde las drogas, el sexo y el desfase campan a sus anchas en las conversaciones o actuaciones de los protagonistas.

La narrativa se va intercalando, descubriendo y viviendo los hechos junto con todos los implicados y, a su vez, unas cuantas páginas de cada capítulo incluirán una entrada del diario de Peter con su propia visión de lo sucedido. Además, el tono de la autora te transporta directamente a aquella época, con exprexiones o frases hechas que muchos todavía usan o recuerdan.

Algo que llama la atención en el libro son los fragmentos de canciones al inicio de cada capítulo, como Bitter Sweet Symphony, de The Verve o Live Forever, de Oasis; así hasta treinta y siete estrofas de las más clásicas de los 90. La autora cree que, igual que es imprescindible la literatura, la música también debe acompañarnos y da por sentado que todos tenemos una canción especial de la que siempre nos acordamos y que nos amina tras volver a escucharla.

En definitiva, creo que estamos ante algo diferente. Una historia particular sobre el mundo de la música, la cresta de la ola y el «puedo con todo hasta que el cuerpo aguante», pero cuando ya no aguanta te arrepientes de tus palabras. Unas páginas llenas de indecisión, discusiones, llantos y una pizca de esperanza dentro del caos que Peter Russ ha provocado a su alrededor.