Título: Los ingratos
Autor: Pedro Simón
Editorial: Espasa
Número de páginas: 288
Primera edición: 2021
Rústica: 19,90 € / E-book: 8,99 €
Sinopsis
1975. A un pueblo de esa España que empieza a vaciarse llega la nueva maestra con sus hijos. El más pequeño es David. La vida del niño consiste en ir a la era, desollarse las rodillas, asomarse a un pozo sin brocal y viajar cerrando los ojos en el ultramarinos. Hasta que llega una cuidadora a casa y sus vidas cambiarán para siempre. De Emérita, David aprenderá todo lo que hay que saber sobre las cicatrices del cuerpo y las heridas del alma. Gracias al chico, ella recuperará algo que creyó haber perdido hace mucho.
Reseña
Los ingratos, obra galardonada con el Premio Primavera de Novela 2021. Una mirada hacia el pasado, desde la perspectiva de un niño, mientras la vida avanza y tiempo no devuelve.
En un pueblo de aquella España aún bajo el yugo de la dictadura, una mujer acaba de perder a su hijo de nueve meses. Casi quince años después, en plena transición a la democracia, una nueva maestra, la señorita Mercedes, se instala en ese mismo pueblo junto con su marido, Natalio; sus hijas, Eva e Isa; y el niño pequeño, David. Peleas acordadas; visitas al cementerio, a la era y más allá de los almendros; y de compras al ultramarinos, donde a veces uno podía ver un bacalao noruego; así era la vida de David, como la de cualquier chico, salvo por lo de cagarse encima, pero esto ya es otro tema. Cuando la relación entre Mercedes y Natalio pende de un hilo, llega a sus vidas Emérita, para ayudar a la madre en la casa y para cuidar y vigilar a David. Juntos, el niño aprenderá cómo no solo existe el dolor físico, sino que el alma puede sufrir de forma inexplicable; y Eme recuperará la esperanza cuando David la trate como a su propia madre y esta, a él, como a su hijo.
La novela se puede describir de muchas maneras. Se inicia con evento traumático, la muerte de un hijo recién nacido, que te deja algo descolocado; pensativo por lo que está por venir. Luego aparece David, la luz en la oscuridad; ese ente lleno de preguntas, de inquietudes; alguien en busca de cariño sin llegar a pedirlo. Alterado, a veces, por sus hermanas, que ejercen su poder sobre él, y por sus amigos del pueblo, viviremos momentos muy divertidos dentro de esta mente demasiado joven para entender que un niño también puede morir o que una familia se puede llegar a romper. Es, por tanto, un personaje muy entrañable, al que se le coge cariño enseguida, mientras el lector espera un siguiente paso con el que reírse o emocionarse recordando su propia infancia.
La señorita Emérita o, como David la llamaba, la Eme, viene a ser nuestro personaje más dramático, pero que busca abrirse paso entre las sombras, mientras la luz de David ilumina su propio camino. En la novela, tenemos como narradores a David, más infantil, y a Eme, en cursiva, escribiendo en un diario todos sus sentimientos hacia su nueva familia y hacia el niño al que debe cuidar. Un personaje lleno de problemas que se amontonan en su pasado: muerte, hambruna, pobreza, crítica…, que se desvanecen junto a David, agradeciendo el día que entró en su vida y esperando que dicho vínculo jamás se pudiera romper.
¿Conservamos algún recuerdo de nuestra infancia, por pequeño que sea, sobre alguien con el que pasamos tiempo, para luego poner tierra de por medio y casi borrarlo de nuestros pensamientos? Esta novela me ha recordado a una hermana de mi abuelo, que solía venir a Gijón en verano y pasábamos momentos muy divertidos juntos. Cuando yo me hice mayor y ella dejó de venir, una vez fueron mis padres a verla y murió al año siguiente.
Esta novela conversa un poco sobre ambos mundos: el humor de la infancia y el drama de la vida adulta. El olvido por los que estuvieron y ya no pueden estar.
No me queda nada más por decir. La obra es merecedora del premio, no solo por la trama, sino el estilo utilizado y la capacidad del autor de meternos de lleno entre sus palabras. Leedla; os sorprenderá.
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