Julia, la voz de Ucrania

por | Mar 11, 2022 | Relatos | 0 Comentarios

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Entrada 15 – 25 de febrero, 2022

Llegaron por la noche, con sus tanques, y empezaron a disparar por las calles a todo el que se interponía en su camino. Mis hijos se despertaron, sobresaltados, y corrieron hacia nuestro cuarto, se subieron a la cama y ocultaron sus cabecitas bajo las sábanas; como antaño, tras una larga pesadilla.

Sería por la mañana cuando llamaron a nuestra puerta. No eran rusos, pero nos instaban a refugiarnos en un lugar más seguro; los bombardeos, decían.

Todos en el vecindario, en comitiva, con lo puesto y cargando con mochilas y muy poco equipaje, fuimos conducidos hasta el edificio de un antiguo colegio, ahora en desuso, para ocultarnos en los sótanos y esperar allí el supuesto y temprano fin de la guerra.

Está oscuro y muy húmedo. Unas bombillas cuelgan del techo y las paredes, blancas, van en proceso de perder la poca pintura que ya les queda; un tono gris, o algo peor.

Nos colocamos en una esquina. Juntamos las maletas con unas antiguas sillas escolares y formamos una cama improvisada para mis hijos; no sabían qué estaba ocurriendo. Los tapamos con una manta, sin dejarles quitarse los abrigos, y les pedimos que guardaran silencio. Mi marido se sentó en el suelo; no había mucho donde apoyarse y yo me acurruqué junto a él mientras veíamos como el «refugio» se iba llenando de más familias.

Entrada 16 – 27 de febrero, 2022

No podemos dormir. Nadie puede. Creo que los niños son los únicos que consiguen cerrar los ojos el tiempo suficiente para descansar un poco.

El sonido de los bombardeos persiste y me entran ganas de llorar. Por la noche oímos los motores de aviones sobrevolando la ciudad y los alrededores. Las explosiones son constantes; nuestra casa, nuestra vida… no me lo quiero imaginar.

Ha llegado más gente. Dicen que los soldados rusos han ocupado la plaza y no dudan en disparar al que se resiste. Una mujer ha venido hasta mí sollozando; su marido se había enfrentado a uno de ellos.

Aún tenemos comida y agua. Todos rezamos porque esto acabe pronto.

Entrada 17 – 28 de febrero, 2022

Mis hijos tienen fiebre, al igual que mi marido. Muchos, en este cuarto insalubre, han empezado a enfermar. No hay medicinas. No hay nada.

Los aviones vuelan bajo y yo intento taparme los oídos, como si no escucharlos los hiciera desaparecer. A veces siento disparos de los tanques, el suelo vibra y temo que lo hagan contra nuestro refugio; está abandonado, no hay nada que conquistar.

Las noticias del exterior son escasas. Chernóbil ya es de los rusos y me estremece pensar que puedan llegar a alterar la paz en la maldita central nuclear; mi suegro vivió todo aquello. Es mejor no despertar los fantasmas del pasado.

Entrada 18 – 01 de marzo, 2022

No tengo fuerzas ni para escribir. Creo que estamos todos enfermos. Nos encontramos hacinados, como en una jaula, pensando que aquí pasaremos desapercibidos, pero la muerte también nos vigila desde dentro.

Tengo miedo; todos lo tenemos.

Esta tarde se llevaron a un niño. Estaba pálido y no reaccionaba; el llanto de su madre… aún retumba en mis oídos. Veo a los míos; tiemblan por la fiebre, pero aguantan. ¡Aguantad, por favor!

Entrada 19 – 02 de marzo, 2022

La situación en el refugio es insostenible. Somos el doble de los que llegamos hace unos días. Afuera no estamos a salvo, pero aquí dentro no sobreviviremos una noche más. Ha muerto más gente. ¡Nos tenemos que ir ya!

Aunque estamos racionando las comidas para no quedarnos sin ella, el cuerpo de mis hijos estaba entumecido por no moverse y a nosotros también nos ha costado caminar durante un rato. La luz del sol nos ha cegado unos segundos y creo que lo habría preferido; el paisaje que nos encontramos era desolador.

Los rusos lo habían bombardeado todo. Casas y edificios destrozados; coches reventados o robados; agujeros de balas por todas partes; animales muertos en medio de las carreteras; olor a humo, fuego y muerte.

Nuestra casa ha sobrevivido. No me lo creo. Toda la calle destrozada, pero unas pocas consiguieron salvarse de los ataques.

Entrada 20 – 03 de marzo, 2022

Nos hemos lavado y limpiado la ropa. Aún continuamos todos enfermos. No hay medicinas y los soldados rusos se han llevado nuestro coche. Dicen que los conducen mientras apuntan con las ametralladoras a cualquier objetivo que se les ponga delante.

Cuando oímos algún ruido fuera de lo común bajamos al sótano. Sigo sin poder dormir. Los aviones continúan recorriendo el país y, aunque nuestro pueblo ya no es su objetivo principal, temo que vuelvan y nos hagan algo. Temo que esto se alargue y que no podamos sobrevivir. Temo por mi familia; por mis hijos. Temo por mí.

Entrada 21 – 04 de marzo, 2022… sin conexión (No se ha podido enviar la última actualización)

Han cortado las comunicaciones. Estamos aislados. Ayuda.

Escrito por Jorge

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