Título: Un mundo feliz
Autor: Aldous Huxley
Editorial: DEBOLSILLO
Número de páginas: 256
Primera edición: 1932
Rústica: 10,95 €
Sinopsis
Los peores vaticinios del capitalismo se han cumplido: triunfan los dioses del consumo y la comodidad, y el orbe se divide en diez zonas en apariencia seguras y estables. Los humanos ya no procrean, el sexo se ha convertido solo en una diversión y las letras del alfabeto griego se han pervertido para clasificar a los seres humanos por castas. Todos aceptan su lugar en la nueva jerarquía social, perfectamente ordenada. Los valores humanos esenciales no tienen cabida en este mundo y los habitantes se crean in vitro con una técnica concebida a imagen y semejanza de una cadena de montaje. El soma, la droga por excelencia en este mundo distópico que propone Huxley, ayuda a los habitantes a escapar de la rutina. A cambio de este orden pulcro, la libertad de expresión y el pensamiento crítico han sido erradicados. Bernard Marx, el protagonista de la novela, inconformista e inteligente, deberá probar los límites de la sociedad que lo ha engendrado, iniciando un viaje más allá de las fronteras distópicas de su universo.
Reseña
Un mundo feliz es la distopía creada por Aldous Huxley que nos presenta una sociedad futura sumida en una felicidad artificial donde el dolor y el sufrimiento están vetados a casi todos los humanos.
Desde que Ford apareció para cambiar el mundo, ya no existen madres ni padres. Los humanos son creados de manera artificial, a la carta, divididos por rangos según su inteligencia y educados desde muy niños con unas directrices que les convertirán en seres sumisos, sin capacidad para reflexionar sobre sus acciones. Además, nadie debe tener una relación formal con una persona en concreto, ya que se fomenta las relaciones sexuales de todos con todos; ya desde muy niños. Y, si por lo que fuera, el sufrimiento apareciese, existe la soma, una droga que te hará viajar a un mundo de felicidad y relajación con la que tienen sometidos a todos, sin excepción. Será Bernard, uno de los Alfas, el que se salga del rebaño, vaya con una amiga a una reserva en Estados Unidos y descubra cómo todavía hay personas que viven fuera de la civilización; fuera de aquella falsa felicidad.
Después de haber leído 1984, de George Orwell, tenía la necesidad de conocer otra de las distopías más famosas. En esta, aunque tienen también sometida a la población, no se puede comparar a la planteada por Orwell, sino que busca una especie de «felicidad» en la que cada clase social no puede aspirar a nada más y no se preocupan por ello. No tienen una libertad de pensamiento, pero han sido educados para no necesitarla. Incluso, comparados con los seres «primitivos» que aún no han caído en el influjo de la civilización, la población mundial parece tener una vida digna y sin sufrimiento, sin miedo a la muerte y con sumo placer.
Creo que, como con 1984, nos encontramos en la actualidad absorbidos por diferentes estímulos visuales, alimenticios y químicos que podrían llegar a desviar nuestra atención de otros temas, quizá más importantes. Obviamente no estamos en el extremo de la novela, pero vuelve a ser una variante más suave pero constante. Ya lo comenté con la obra de Orwell, en la que nos vemos controlados por entres superiores. Ambas novelas muestran ese futuro, bastante realista, que podría llegar a someternos como sociedad y, al igual que la película de Matrix, permanecer enchufados en una realidad alternativa, mientras el mundo real se desmorona a nuestro alrededor.
En definitiva, otra distopía esencial que todos deberían leer.
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