Título: Las dos muertes de Catalina
Autora: Carmen Pombo
Editorial: Ediciones en huida
Número de páginas: 487
Primera edición: 2024
Rústica: 23,00 €
Sinopsis
11 de julio de 1857. Sevilla enmudece ante los disparos en el Campo de Marte. Una de las muchas personas que asisten es Catalina de Leyva, madre de uno de los jóvenes fusilados. Su vida, controlada por los hombres, fue siempre un caos incomprensible para ella. Pero, al quedar despojada de todo sentido, descubre que puede ordenar ella misma ese caos. Ajustar todas las cuentas. Escribir.
¿Logrará el hijo salvar a su madre desde la fría y silenciosa muerte? ¿Saldrá ilesa Catalina tras contarle y contarse toda la verdad? Su escritura, su alivio, contiene estremecimientos de belleza y de espanto.
Reseña
Las dos muertes de Catalina es la primera novela de Carmen Pombo. Entre sus páginas viajaremos a la Sevilla del siglo XIX, a una casa de la alta aristocracia, donde no es oro todo lo que reluce.
Catalina de Leyva siempre ha tenido a su padre en un pedestal; Elvira, su madre, murió cuando aún era muy pequeña y poco le hablan sobre cómo era. Los Leyva pertenecen a una de las familias más importantes de Sevilla y así lo demuestran con el palacete donde viven y los negocios que el señor Leyva gestiona y dan estabilidad y comodidad tanto a su hija como a sus dos hermanos varones. Todas las piezas encajan en el plan que el patriarca ha estudiado desde que nacieron sus herederos, para desmoronarse cuando Catalina se enamora de quien no debe y se queda embarazada a los pocos meses. Las normas sociales trastocan la vida de los Leyva y, sobre todo, la de Catalina, que se ve obligada a casarse para evitar habladurías y a tener a su hijo fuera de Sevilla, en la lejana Lisboa. Todo desembocará en los desafortunados acontecimientos ocurridos el 11 de julio de 1857, cuando un grupo de sublevados, campesinos y jóvenes aristócratas, en contra del gobierno de S.M. la reina Isabel II de España, son fusilados en la Plaza de Armas del Campo de Marte, en la capital andaluza.
La novela se divide en dos bloques: por un lado, tenemos a la Catalina más joven, que no ha salido de ese mundo entre algodones y que piensa aún en casarse por amor; y también está la Catalina adulta, madre y esposa, con más experiencia en esa vida con normas hechas por hombres y por una sociedad chismosa que solo busca la aprobación de los demás.
Con Catalina como narradora en primera persona y contando la historia a su propio hijo, recorreremos su infancia, sus desavenencias con su tía Rosario; las confidencias con Encarna, la cocinera, y Miro, el mayordomo; la admiración hacia Enrique, su padre, y el odio que lo siguió, cuando la juzgó por sus pecados; el amor hacia Juan José y la repugnancia hacia el señor Vargas, su marido concertado; e, incluso, las audiencias con la reina María de Portugal y la reina Isabel II de España. Un recorrido por la primera mitad del siglo donde las mujeres, sobre todo de clase alta, seguían atadas a las normas que la sociedad les imponía. Una novela llena de amor maternal, odio visceral contra la injusticia y la fuerza descomunal de una mujer con la necesidad de cambiar las cosas
Centrándonos en la parte narrativa, se hace notar que es la primera obra de la autora. Aun siendo una segunda edición revisada, las repeticiones campan a sus anchas; también el uso innecesario de la palabra «alguna» que se utiliza mucho para decir, por ejemplo: «No tomó decisión alguna» (puede sonar muy literario, pero se podría mejorar con «No tomó ninguna decisión» o «Evitó tomar decisiones»). También se nota la necesidad de expresar con un tono coloquial muchas de las conversaciones o pensamientos, pero muchas acaban derivando en frases demasiado largas o complicadas de interpretar para el lector; creo que es preferible, aun tratando de crear un texto literario, simplificar las frases buscando decir lo mismo, pero sin repetirse continuamente. Esto último ocurre en los diferentes puntos donde se reitera una y otra vez el sufrimiento de la protagonista ante las desdichas que el destino le va imponiendo. Creo que la obra podría haber quedado más ligera en cuanto a extensión sin este tipo de reiteraciones. Recomendaría, así mismo, una revisión más profunda en el uso de la puntuación (de las comas, sobre todo).
En definitiva, y sin menospreciar la obra después de esta última crítica más por la escritura que por la trama en sí, creo que es una buena historia para mostrarnos cómo era aquella Sevilla del siglo XIX y para tratar los hechos ocurridos el 11 de julio de 1857, donde unos pobres inocentes fueron juzgados y fusilados sin que nadie los escuchara.
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