Título: La bella durmiente
Autores: Los hermanos Grimm
Editorial: LaOficina
Primera edición: 1812
Número de páginas: 4
Reseña
«La bella durmiente», cuento clásico, fue llevado al cine, por Disney, en 1959. El relato original, que los Grimm recogieron en su libro, varía en ciertos aspectos.
Los monarcas de un reino lejano celebran el nacimiento de su primera hija. Para ello invitan a doce hadas —y no a las trece que existen— porque solo tienen doce platos para los invitados. Cada una de ellas le otorga un don a la princesa. De repente, la decimotercera hada aparece, muy ofendida, y decreta que la niña morirá con quince años al pincharse el dedo con el huso de una rueca. La duodécima hada cambia la maldición y sustituye la muerte de la princesa por un profundo sueño que dudarará cien años.
Así, la joven crece en el castillo sin saber nada de la maldición. Un día, sus padres abandonan el palacio y ella se pone a investigar por pasillos y viejas almenaras. Encuentra una torre donde una anciana hila usando una rueca. La princesa se pincha y provoca que ella, y todo el reino, caiga en un profundo sueño —añadiéndose una muralla de espinos que rodea todo el castillo—.
Príncipes de diversos reinos intentan atravesarla y perecen en el intento. Al final, un joven consigue alcanzar el palacio y besar a princesa, que despierta al momento —y no tiene nada que ver el hecho de que hayan pasado ya los cien años (nótese la ironía)—.
Respecto al cuento que todos conocemos, se aprecian destacadas diferencias. A parte de Fauna, Flora y Primavera había otras nueve hadas más; sin contar a Maléfica, un hada que no es invitada a la fiesta por la falta de un decimotercer plato (que siendo la casa del Rey, me parece algo no muy difícil de conseguir); por tanto, en el cuento original no existe un ser malvado, sino que un hecho puntual provoca el enoje de una de estas criaturas.
Otro punto es la edad de la princesa cuando se pincha con el huso. La maldición se fija cuando ella cumple quince años —y no dieciséis—, puesto que esa era la edad donde las mujeres alcanzaban la madurez sexual. Diversos estudios explican el despertar de la princesa como el paso hacia la edad adulta de las mujeres y el intento, de los padres, por retrasar lo inevitable con la quema de las ruecas —cuyo pinchazo provocaría el primer sangrado—; o con el profundo sueño que culmina con la llegada del príncipe —o la pareja sentimental con la que, en la aquella época, debía esta de desposarse—.
Mas allá de esto, algo que los Grimm o el autor francés, Perrault, suprimieron de sus versiones escritas fue el hecho de que la princesa llegara a quedarse embarazada en algún momento. Este punto provendría de la transmisión oral del cuento y los autores decidieron no incluirlo.
La historia conlleva, por tanto, a un análisis sobre el paso de la niñez hacia la edad adulta y la necesidad real —para muchos— de retrasarlo el mayor tiempo posible. Versiones cinematográficas más recientes mejoran esta versión del cuento y rompen el estereotipo acerca del beso que despierta a Aurora y que no deba ser siempre provocado por el príncipe (o princesa) azul.
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